Uno nunca sabe la huella
que sobre la arena deja
la mano que modela
la puerta de una torre,
hundida hasta los nudillos
en la blanca, húmeda,
profundidad grávida de sílice.
El agua va y viene,
la torre se escurre entre los dedos,
la mano permanece,
pero la herida tarda en cicatrizar.
El agua, terca, daña tanto
como el posible acero.
Nicolás Calvo
Madrid
Abril 2011
Terror en la Mancha (II)
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Fotograma de* Los tres cerditos de *Walt Disney
*Nota:* Este relato es la continuación de Terror en la Mancha (I)
Me acomodé la almohada bajo la cabeza...
Hace 5 días
Si tuviera que destilar algo, tus letras hoy destilarían desconsuelo. No sé, me parece a mí, pero en cualquier caso, es precioso y me gusta una barbaridad. Feliz fin de semana. Besos
ResponderEliminarHermosos poemas.
ResponderEliminarUn saludo.
... la gota que perfora la roca... Inquietante...
ResponderEliminarSaludos.
Javier Valls