jueves, 26 de enero de 2012

Combinatoria de las palabras

El hombre fabricó una máquina de hacer poemas.
Hizo una máquina pequeña de hacer poemas.

El hombre construyó tres poemas,
tres versiones del mismo poema.
Estos son los poemas.

Primera versión

Una nube blanca pasa
Un hombre negro ríe
Un cielo azul  clarea
Un mar violeta acaba
Un prado verde ciega
Un sol amarillo quema

Segunda versión

Una nube blanca ríe
Un hombre negro pasa
Un cielo azul  acaba
Un mar violeta clarea
Un prado verde quema
Un sol amarillo ciega

Tercera versión

Una nube blanca ciega
Un hombre negro acaba
Un cielo azul  quema
Un mar violeta pasa
Un prado verde clarea
Un sol amarillo ríe

El hombre comprendió
que todos los poemas estaban ya escritos.

El hombre no volvió a construir ningún poema
con su máquina de hacer poemas.

Nicolás Calvo
Enero 2012
Madrid

lunes, 23 de enero de 2012

Avisos

¿Notas a veces
que la pared de enfrente
se cierra sobre ti
y la línea de mosaico
de la cocina se convierte
en plana geometría?

Es el encierro, el límite,
la señal que debes acatar.

Cuando tus ojos no vean
el horizonte hasta en la cortina
del cuarto de baño, prosaicamente
sentado en tu trono de loza,
mirando a la nada, febril
estate atento, alerta tus sentidos.

Si para volver a ver
hay que hundir el muro,
no vaciles. No hay opción otra.

Nicolás Calvo
Enero 2012
Madrid

jueves, 19 de enero de 2012

Anécdota apócrifa

Yo era su secretario.
Cierto día, el escritor afamado me dijo. Los humanos nos dividimos en estas categorías: simples, amargados, truhanes o cobardes.
Le repliqué. Maestro, ¿no cree que exagera…?, ¿tan pocas categorías?
No, dijo. Me excedo en extenso. En realidad sólo hay dos categorías: los simples y los truhanes porque, lamentablemente, amargados y cobardes lo somos todos de un modo u otro.
Dos semanas después, lo dejé.
Un mes más tarde leí en los diarios que tampoco en esta ocasión le habían concedido el premio Nóbel.

Nicolás Calvo
Enero 2012
Madrid

martes, 17 de enero de 2012

Señales del fin

Señal uno

Bajo tres libros polvorientos,
una bufanda.

Cuando se marchó,
la abandonaba con rabia
al cerrar tras si la puerta.

Hace frío.
Es posible que ya se haya
comprado otra.

Señal dos

Primero se bebió el sueldo,
luego, la paga extraordinaria.

Con la cuenta del banco
se bebió lo que le quedaba de vida.

Cuando lo recogieron, de madrugada,
su boca aún sonreía.

Señal tres

Daba clases de una asignatura
en Secundaria.

Un amigo le preguntó,
y a estos, ¿qué les das?

Lástima, contestó él.

Al jubilarse,
sus alumnos le hicieron un homenaje.

Luego se fue a su casa.
Estuvo tres días sentado
mirando fijamente la pared.

Nicolás Calvo
Enero 2012
Madrid
 
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