¿Notas a veces
que la pared de enfrente
se cierra sobre ti
y la línea de mosaico
de la cocina se convierte
en plana geometría?
Es el encierro, el límite,
la señal que debes acatar.
Cuando tus ojos no vean
el horizonte hasta en la cortina
del cuarto de baño, prosaicamente
sentado en tu trono de loza,
mirando a la nada, febril
estate atento, alerta tus sentidos.
Si para volver a ver
hay que hundir el muro,
no vaciles. No hay opción otra.
Nicolás Calvo
Enero 2012
Madrid
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