Yo era su secretario.
Cierto día, el escritor afamado me dijo. Los humanos nos dividimos en estas categorías: simples, amargados, truhanes o cobardes.
Le repliqué. Maestro, ¿no cree que exagera…?, ¿tan pocas categorías?
No, dijo. Me excedo en extenso. En realidad sólo hay dos categorías: los simples y los truhanes porque, lamentablemente, amargados y cobardes lo somos todos de un modo u otro.
Dos semanas después, lo dejé.
Un mes más tarde leí en los diarios que tampoco en esta ocasión le habían concedido el premio Nóbel.
Nicolás Calvo
Enero 2012
Madrid
Una flor abierta que se ofrece sin saberlo: siete poemas de "La rama vacía"
de Misael Ruiz
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La rama vacía
Prólogo de Antonio Méndez Rubio
Animal Sospechoso Editor, 2025
Así pues, puede que titular un poemario La rama vacía no sea un gesto tan ...
Hace 2 semanas
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