Recogió los restos de tristeza
esparcidos por el mantel
y los arrojó al cubo de la basura
mezclados con las migas de pan
del desayuno.
Se ciñó, con la cabeza alta,
la bandolera al hombro
y junto al pañuelo tiró
las pobres secreciones del dolor
de la mañana.
Sacó de su gorra los últimos
restos de la noche y al abrir
la puerta, una brillante línea de luz
vertical, le partió la frente
entre los ojos.
Nicolás Calvo
Madrid
Marzo 2010
Algunas reflexiones en torno a "Los expulsados" de Edgar Borges
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el niño que mantenía erigidas paredes con la mirada
*En la infancia vivimos y, después, sobrevivimos.*
Leopoldo María Panero
Los expu...
Hace 5 semanas



"Un hermoso día" para ti poeta.
ResponderEliminarMe gustan tus mañanas.
UN abrazo.
Buena línea de luz¡¡
ResponderEliminarla vida continua...
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