Es excelente no haber tenido nunca vida interior. Esta premisa concede al escribidor enormes licencias y al lector tanto la posibilidad de disculpar como de gozar las inepcias del torpe amanuense. Esta que aquí presento, Ophir, rodeada del prestigio de lo arcaizante, es la primera de una serie que constará de cuatro piezas que están a caballo (o se quedan) entre el poema y la prosa poética. No le daría yo un nombre u otro y querría que fuese el atrevido lector el que las calificase. Espero, que si son del gusto de alguien, no vacile en dejar una nota al borde del camino para deleite del oficiante y de los manes que en el templo, junto al camino, velan por los viajeros. ¡Evohé, hermanos, evohé!
Nicolás Calvo
Madrid
Marzo 2010
El parador (II)
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*Pensando en Wyeth* de Carmen Mansilla
*Nota*: Este relato es la continuidad de El parador (I), por lo que
aconsejo leerlo antes.
Agarré con dos dedos...
Hace 13 horas
Leeremos pues ....
ResponderEliminarPues entonces manitas a la obra...
ResponderEliminarSaluditos