Ordené mis sentimientos
y los puse, uno a uno, sobre la mesa.
Los miré un instante
como si no fueran míos,
luego los fui cogiendo
a voleo, sin prisas,
y los aplasté entre mis uñas
como solía hacer
cuando limpiaba de piojos
la cabeza de mi hija.
Nicolás Calvo
Madrid
Febrero 2010
Pestañas largas, puñales cortos
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Ilustración creada por IA
Tener una amiga como Beatriz nunca ayuda, pero que fuera tu única compañía
en San Isidro era como aceptar la invitación perso...
Hace 5 días
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