Me gustan tus uñas rojas
tus pies descalzos
tu frente despejada
tu pelo ondulado
tus collares de cuentas
tu falda de hippy
la música que escuchas
los libros que devoras
la poesía que escribes
tu sonrisa de mañana
tus piernas al sol de la tarde
el negro de tus ojos
en la oscura emboscada
de la noche.
Hoy te quiero más
porque nunca fuiste.
Nunca existió tu pie descalzo
ni la curva de tu cuello
ni esa lágrima en tus ojos.
Nunca trenzaste pulseras
ni añoraste el sol en el otoño.
Nunca hubo en ti
un atisbo de duda
ni aferraste mi mano
a causa del miedo, la pasión,
o el desaliento.
Solo tengo de ti un poster,
"Woodstock".
A partir de tu imagen congelada
inventé una mujer para mi vida.
Siempre estuvo ahí
siempre estuviste.
Pero a mi todo esto me valió
una mierda.
Nicolás Calvo
Madrid
Junio 2011
El parador (III)
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*El tiempo y las viejas* (1810) de Francisco de Goya
*Nota:* Este relato es la continuidad de El parador (I), El parador (II)
por lo que aconsejo leer...
Hace 3 semanas
A la vista de cómo han rodado las cosas, creo que Woodstock no fue más que un espejismo, amigo Nicolás y, desde este punto de vista, ¡lo expresas tan bien en tu poema!
ResponderEliminarUn abrazo.
Jopé. Uno se queda como así, como que le han robado "algo" no sé si fundamental, pero sí "algo" importante.
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