miércoles, 8 de junio de 2011

Pagliacci

Payasos.
Remedo triste
de la sonrisa,
secas caras
pintadas.
Me recuerdan
la muerte
y la tristeza.

No soporté
a los payasos
nunca.

Ni a los ángeles.

Apariciones tenues
de pálidos fantasmas
que hablan
de temores
imposibles de superar.

Payasos y ángeles,
ángeles y payasos.
Nadie toma un café
con ellos.

Tras la inexistente espalda
de los ángeles,
Dios debe tener
la cara de un payaso.

Nicolás Calvo
Madrid
Junio 2011

3 comentarios:

  1. Buen poema para una aversión que comparto al 100%.
    Aunque como soy más viejo que usted, andando el tiempo, pude fabricarme mis ángeles propios, y tan reales. Payasos no hizo falta.
    Un saludo,
    Centenario

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  2. Me ha gustado mucho , mucho. Hay algo inquietante en ambos.
    Un fortisimo abrazo ; Don Nicolás ¡¡

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