No pude desclavar la madrugada
de las pupilas de la alondra,
como no supe cerrar las sedosas
cortinas de los ojos
ante los mudos cristales, de luz ciegos.
Hay una pérgola de plata
sobre el estanque mercurial
de tus sentidos; ojalá que las flechas
no abatan a la feliz mensajera de los días.
Sería una larga pena no disfrutar
de los resoles, de las camas, de los gatos
y de los exactos relojes planetarios
que subrayan la apariencia de las cosas.
Es hermoso acordarse del futuro
un instante antes de que ocurra,
como gustar a qué sabe la luz
tras el tamiz de un velo silencioso
al filo de la noche de verano.
No es tan fácil saber de que acordarse
cuando la mañana rompe, una a una, las ventanas.
Nicolás Calvo
Madrid
Noviembre 2012
Entre las hayas celestiales: tres poemas de Alba Seoane
-
SEDIMENTO
El amor de las rocas está escrito
circula como los efluvios
por su piel áspera
lo escuchan al atardecer
perros famélicos
lectores de huesos y...
Hace 5 días
La vida interior puede parecer caótica, hasta que se conocen los secretos del cerebro y los atajos para dominarlo. Aquí tenéis un sencillo plano http://www.verfractal.es/2012/11/las-2-pantallas-asi-funciona-el-cerebro.html
ResponderEliminarJolín Nico, que bonito, es realmente inspirador. En clase te comenté que si era poesía nihilista, pero de nihilista nada. Felicidades.
ResponderEliminar