No me salves, Señor,
del rotundo rubor de mi fracaso.
De la plena,
redonda, manzana sin gusano
del estéril árbol de mi huerto.
No me prives, Señor, de no ser nada.
Dame sólo el placer sin sentido
de vivir, único, sin fruto, Señor,
pero bien vivo.
Nicolás Calvo
Madrid
Julio 2012
Cantar mientras el mundo se derrumba
-
Las obras supervivientes
*La degradación del arte se inicia con el enaltecimiento del artista, y
termina con la mercantilización de la obra. Lo mismo pa...
Hace 2 semanas
No hay comentarios:
Publicar un comentario