La parte superior del labio se desliza
y al alcanzar las comisuras, se curva hacia arriba
mostrando un poco los dientes.
El labio inferior se distiende y dilata
y modifica, a la vez, su forma hasta la plenitud
de un gajo de Luna.
Tan sencillo y a la vez tan complejo
movimiento desplaza más músculos
que la elevación del pene o la relajación de la vagina.
Ante tal despliegue
no es extraño que,
con los tiempos que corren,
sea tan cara una sonrisa.
Nicolás Calvo
Madrid
Junio 2010
Terror en la Mancha (II)
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Fotograma de* Los tres cerditos de *Walt Disney
*Nota:* Este relato es la continuación de Terror en la Mancha (I)
Me acomodé la almohada bajo la cabeza...
Hace 6 días
Nicolás, he encontrado una frase de Swami Sivananda que le va al pelo a tu post:
ResponderEliminar"Son necesarios cuarenta músculos para arrugar una frente, pero sólo quince para sonreír."
Así que acojámonos a la ley del mínimo esfuerzo y ¡sonriamos!
Un abrazo.
Me acojo a la ley que promulga Javier y sonrio y no me ha resultado cara, tanto él con su cita como tú con tu texto habéis logrado que sonría dos veces seguidas.
ResponderEliminarSonria por favor.