miércoles, 27 de enero de 2010

Reflexión del poeta

Escribir poemas como espadas
carece de sentido.
Tiene sentido morir dulcemente
la agonía de los nardos,
sin levantar la cabeza, sin un ruido,
nada, ni un recuerdo que nos preceda
o una tasación que nos aquilate.

¿Importa una opinión marcada?
Cuando camine hasta el borde
habrá aprendido algo:
de nada vale la negación,
no hay otro camino que el muro; 
ciego y paralelo.

Las noches en cada sitio
ya no esperan, adelantan
a los coches con sus luces de neón.
Ni una sonrisa en la puerta,
cada vez que escribo me desmarco, 
un signo de silencio habita mi garganta.

Esta vez la luna clara
impide el movimiento.
Las pulseras me atenazan 
las muñecas. Espero,
sin mucho deseo, la próxima
línea de escritura.

De poco vale lo antedicho
si, llegado aquí, no hay retirada.
Cada vida en sus partes se deshace
antes de hallar la respuesta.
No ignoro que la Fe 
es la mas ciega de la hijas.

Cuando llegue el momento aquí estaré.

Nicolás Calvo 
Madrid
Julio 2009



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