Cierta mañana los almendros
se desperezan y encuentran
una ráfaga de blancos prendida
de cada una de sus ramas.
Sin un ruido la noche
les ha traído la primavera
……………………………
Sauce, no llores…
ya no eres un niño.
……………………………
Creó una rosa
sin espinas.
Desde entonces
los amantes se aburren
y los besos les saben
a potaje de garbanzos.
Nicolás Calvo
Madrid
Abril 2012
El parador (III)
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*El tiempo y las viejas* (1810) de Francisco de Goya
*Nota:* Este relato es la continuidad de El parador (I), El parador (II)
por lo que aconsejo leer...
Hace 2 semanas