Formo un hueco
con mis manos.
Deposito algunas palabras
en su interior,
que pesan como plomo.
Las dejo sobre la mesa
y comienzo a pronunciarlas.
De modo extraño se vuelven
ligeras, ingrávidas
y levantan el vuelo.
Depende adonde y a quién se dirijan.
Cuando vuelvan a posarse
igual pueden herir que acariciar.
Porque las palabras
dan forma al mundo
sin usar pico ni palas.
Sólo dando a las nubes nombre,
a los ojos, sombra y luz.
Insuflando vida
en los corazones de los hombres.
O destruyéndolos.
Nicolás Calvo
Madrid
Octubre 2011
Una flor abierta que se ofrece sin saberlo: siete poemas de "La rama vacía"
de Misael Ruiz
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La rama vacía
Prólogo de Antonio Méndez Rubio
Animal Sospechoso Editor, 2025
Así pues, puede que titular un poemario La rama vacía no sea un gesto tan ...
Hace 5 semanas


