Vacío de pies y manos me siento;
me levanto. De perfil visto me alzo al cielo,
cansado de ver mis rodillas juntas,
mis orejas dispares tras los ojos.
Un retrato de espaldas y tobillos,
las falanges como sistros, a mandíbula batiente.
Un mundo de paradojas se oculta
tras la sombra indivisa de mi hombro.
Vacío de cabeza y corvas me presento.
Estoy ausente de mi mismo. No me habito
y en las hueras instancias de mi cuerpo,
entrechocan a solas mis ojos húmedos, ahítos de silencio,
en dos piedras de rio aún no conversos.
Nicolás Calvo
Madrid
Julio 2010
Cantar mientras el mundo se derrumba
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Las obras supervivientes
*La degradación del arte se inicia con el enaltecimiento del artista, y
termina con la mercantilización de la obra. Lo mismo pa...
Hace 1 día
Me encanta!!
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