Ahora que vivo ignorando el paisaje,
ese paisaje que tanto fue para mis ojos;
estos ojos que dejaron de ver la mañana
la mañana misma del día en que tu sombra
sombra se hizo para mi;
ahora, digo, ahora que vivo ignorando mis ojos,
ojos que, la misma mañana en que la sombra,
tu sombra, los cerró para mi mañana,
-esa mañana que tanto fue mi día y mi paisaje-,
ahora, digo, ahora soy feliz.
Nicolás Calvo
Madrid
Julio 2010
Entre las hayas celestiales: tres poemas de Alba Seoane
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SEDIMENTO
El amor de las rocas está escrito
circula como los efluvios
por su piel áspera
lo escuchan al atardecer
perros famélicos
lectores de huesos y...
Hace 4 días
Qué hermosura...
ResponderEliminarBuena mañana, sí.
Sagesse
Precioso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso. Muy bonito
ResponderEliminarAnita Noire
Hermoso, Nicolás, me encanta.
ResponderEliminarSiempre me gusta lo que escribes...
ResponderEliminarUn saludazo!!