martes, 14 de noviembre de 2017

Poema del horror inverso

Me gustan los ciervos
que devoran a los tigres,
los muertos que en las tumbas
se comen a sus gusanos.

Adoro a las mujeres que castran
o deguellan a los chulos,
las paredes que asfixian a las trepadoras
que con sus uncinos las derrumban.

Admiro a los niños maltratados
que incendian las camas malditas
de sus abusadores.

Saludo a los prisioneros
que fusilan contra el muro
del campo a sus guardianes.

Respeto al bonzo autoinmolado
que se abraza ardiendo
al policía meteco que lo salva.

Me uno a la martir religiosa
que volviendo a su templo
hace volar a los verdugos.

Aliento al pobre torturado
a destrozar de un tajo
el cuello satisfecho del asesino.

El mundo es siempre
un lugar oscuro en algún
rincón de nuestra alma.

Nicolás Calvo
Madrid
Noviembre 2017

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