Cierta mañana los almendros
se desperezan y encuentran
una ráfaga de blancos prendida
de cada una de sus ramas.
Sin un ruido la noche
les ha traído la primavera
……………………………
Sauce, no llores…
ya no eres un niño.
……………………………
Creó una rosa
sin espinas.
Desde entonces
los amantes se aburren
y los besos les saben
a potaje de garbanzos.
Nicolás Calvo
Madrid
Abril 2012
Entre las hayas celestiales: tres poemas de Alba Seoane
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SEDIMENTO
El amor de las rocas está escrito
circula como los efluvios
por su piel áspera
lo escuchan al atardecer
perros famélicos
lectores de huesos y...
Hace 4 días