Pequeñas comadrejas
asoman sus hocicos por debajo
de la socavada cabaña:
la Biblioteca Nacional
se desploma. Los libros
alcanzan su emancipación.
Algunos vagabundos leen,
con dedos temblorosos, la historia
de sus vidas reflejadas
en los mortecinos o brillantes
espejos de la Guía de Teléfonos.
Hoy he salido sin tarjetas
de visita, pero cuatro páginas
arrancadas de Balzac
me han identificado
mucho mejor ante la Administración
que mis antiguas cartulinas.
Puede que los barrenderos hoy
no vayan a comer a casa:
demasiado papel que recoger.
Fascinados, los e-books
vomitan su empacho de bytes
ante el desparpajo de los
manoseados lomos en rústica.
¡Es el alba de un nuevo día!
Por fin una ráfaga de aire
fresco airea los viejos salones!
Un poeta pasea por el Pont-Neuf
y deja su I-pod sobre la balaustrada.
Las palabras grabadas
alcanzan las Tullerías.
Madrid se alza de nuevo el 2 de Mayo.
Ojalá la insurrección, esta vez
contra la estupidez, triunfe.
Amamos a Francia.
Las palabras del I-pod
alcanzan el Palacio Real.
Opera se llena de viejos rijosos
que se besan apasionadamente.
Los jóvenes de ambos sexos
hacen el amor de forma indiscriminada
y se cubren las vergüenzas
con la Celestina o Calixto y Melibéa.
La Biblioteca Nacional se alza
sobre sus ruinas de nuevo.
Las pequeñas comadrejas
esconden sus hocicos.
En Estados Unidos, la socavada
cabaña se hunde, sepultando
entre sus restos, el pálido lazo
azul de un patriota.
Roma se desborda sobre el Tiber
y Tiromancino canta acerca de
la descrizione di un attimo.
Alguien, en algún lugar de Berlín,
sonríe ante su ordenador.
Algo se mueve por Europa
abriendo ventanas al sol.
¡Que Facebook reparta suerte!
Nicolás Calvo
Madrid
Mayo 2010
El parador (II)
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*Pensando en Wyeth* de Carmen Mansilla
*Nota*: Este relato es la continuidad de El parador (I), por lo que
aconsejo leerlo antes.
Agarré con dos dedos...
Hace 2 semanas
Es curioso como sus versos, harto anticuados en forma, contrasten con su contenido innovador y hasta cierto punto cómico.
ResponderEliminarTiene usted talento, de ello no me cabe la menor de las dudas.
Un fuerte abrazo
El alumno inconformista