Hablan los árboles un susurro
esparcido de años, en tanto
las flores, canturrean pequeños
himnos de rápidas notas
al viento leve de la tarde.
Viven ciertas mariposas
un tiempo minúsculo entre el nacer
y la muerte, alegrado por la luz
que irisa sus alas
y por la dulce búsqueda apresurada
del sexo con el que cerrar su ciclo
en la rueda ilimitada
entre el no ser y la existencia.
Arrastramos con nosotros, a veces,
largos minutos de vida, otras,
estrechas extensiones de tiempo.
Nos basta para ver sólo un destello
o todo un día de sol no es suficiente.
Para unos la vida es tal
un cuento corto y conciso.
Para otros, la sima de los años
supone una montaña inalcanzable
de la que, sin embargo ocupan,
con su pie gastado, el último
escalón de la subida.
Nicolás Calvo
Madrid
Octubre 2012
El parador (I)
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*Psycho *de Francesco Francavilla
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Hace 2 semanas
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