Llegó a vivir de la poesía.
Descargaba los camiones
de grandes trozos de carne,
de costillares enteros, de ristras
de salchichas o morcilla
y los cargaba al anochecer
de sucios despojos, de huesos
rotos, grasas sanguinolentas.
Pero apreciaba el frío
de las madrugadas en invierno
y la tibieza del sol a mediodía
y el olor de las frutas y las flores
y el contoneo joven, vivaz,
de las cajeras y los besos
de amor a medianoche.
Los desayunos de chistorras a deshora,
los bocadillos de panceta a media tarde,
la cerveza, los colegas y la vida.
Se alimentaba descargando
grandes camiones
de carne destazada,
pero, en su interior y sin saberlo,
llegó a vivir de la poesía.
Nicolás Calvo
Madrid
Septiembre 2012
El parador (I)
-
*Psycho *de Francesco Francavilla
Siempre tuve claro que lo de tener hijos no era para mí. El planeta jamás
necesitó de la existencia de mis vástagos y...
Hace 2 semanas
Mi querido Nicolás: Esta definición con la que hemos amanecido hoy lunes, parece iluminar otras vías de vida diferentes, más ingenuas. Me ha gustado.
ResponderEliminarblog-rosariovalcarcel.blogspot.com
Querida Rosario. Muchas gracias por tu comentario. Recoge exactamente lo que pretendía. La poesía está en la vida o en ninguna parte.
ResponderEliminarBesos.