Uno nunca sabe la huella
que sobre la arena deja
la mano que modela
la puerta de una torre,
hundida hasta los nudillos
en la blanca, húmeda,
profundidad grávida de sílice.
El agua va y viene,
la torre se escurre entre los dedos,
la mano permanece,
pero la herida tarda en cicatrizar.
El agua, terca, daña tanto
como el posible acero.
Nicolás Calvo
Madrid
Abril 2011
Hacia donde se van las nubes: poemas de "Peor que pedir" de Antonio Méndez
Rubio.
-
Peor que pedir (2025, Editorial PreTextos)
*De qué* //te sirve...Si esas flores/
hubieran sido de color amarillo/ ella lo
hubiera sabido tarde / o tem...
Hace 5 semanas